Agradezco con fervor a eso que nos unió. A la conexión inmediata, al querernos sin razón. Me gusta cómo sonríes, me gusta cuando te ríes, me enajena esperar a que abras la puerta de cristal y toparme con el nuevo look de súper modelo con el que me sorprenderás.
Me gusta que me abraces, que me recuerdes día con día las cosas tan maravillosas que percibes en mi aún cuando no yo las veo, aún cuando no yo las siento.
Estoy enamorada de verte respirar, de tu olor, escucharte hablar es un vicio para mí, una obsesión. Me fuiste entregado como una piedra preciosa, que reluce y que he sido afortunada en poder descubrir la fragilidad que encierra por dentro, los matices de los colores y las sensaciones.
Me fuiste otorgado en tu cajita de madera, tú mi piedra preciosa multicolor. Me enajenas. Eres un ser fantástico, un unicornio, un centauro, un hombre lobo, un hombre pájaro.
Estoy enamorada de verte amanecer, de cómo fumas, de cómo lloras, estoy enamorada de verte caer y después levantarte. Me gusta cuando tropiezas en la vida, pero sigues caminando como sí nada.
Es agradable que para variar, tengas un juicio exacto de las cosas, también me encanta cómo siempre esperas lo mejor de las personas, más por idealismo que por optimismo.
Me gusta verte conectado en las mañanas, sabiéndote en tu trabajo, sabiéndote vivo, fuerte y sano.
Eres cómo el hermano que sí tengo, pero que en cualquier momento cambiaría por ti. Eres mi otra familia, la que no es de sangre pero es de amor.
Te quiero por mil años, te quiero aquí a mí lado. Te exhorto a quedarte a sabiendas que no tengo nada nuevo que ofrecerte, más que el cariño, comprensión y ganas de apoyarte mientras te veo crecer, vivir y morir.
Estoy enamorada de que vivas.
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