martes, 4 de octubre de 2016
La madurez emocional es un invento de nuestros antepasados
No me digas que nunca te pasó, cuando quieres tanto a alguien que de repente ya no. Y no hay manera en que puedas volver a relacionarte con su sonrisa o empatizar con sus problemas. No me digas que nunca te pasó, que amas tanto a alguien que a la vez lo odias un poco, y entre más lo amas, más lo odias, hasta que el odio sobrepasa el amor y debes hacer una elección: odiar u olvidar. No me digas que soy la única loca aquí. No me digas que nunca castigaste a alguien por hacerte amarlo tanto y tantos castigos lo iban alejando. Y entre más lejos huía más apretabas los grilletes que lo mantenían emocionalmente atado a la jaula de tu corazón y el desgaste los unía más, no por amor, sino que la hipotermia de luchar tanto, durante tantas horas y durante tantos días a la intemperie les hacía buscar tantito calor. No me digas que nunca te pasó, no me digas que la única desquiciada emocional aquí soy yo. No me digas que nunca se te congeló el corazón y dejaste de sentir, y sustituiste el dolor, la angustia, la ansiedad y el patético sentimiento de siempre dar de más, por la calma de la indiferencia. Y ya sé, que la vida no da una segunda oportunidad, que hay una urgencia por saborear el derredor, y ya sé que dejé de ser útil para tus fines, que no soy confiable, que soy una paria, pero ojalá tú sepas que ya no me importa.
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3 comentarios:
<3 <3 <3 eres perfecta
no se puede olvidar a quien se odia no?
Lo que no importa, no nos inspira
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