Qué pasa cuando las medicinas no te curan

Necesito algo que me cure, que me pase, que suceda para convertirme en lo que sea que estoy esperando ser. Necesito algo que me cuide, mientras salgo del capullo, mientras forjo mis alas o lo que sea que estoy haciendo. Necesito ya, con carácter de urgente, un evento que me saque del trance, o por lo menos un abrazo, o por lo menos palabras de apoyo, o por lo menos un beso en el cachete o por lo menos una caricia suave o por lo menos una sonrisa de una esquina a otra. Necesito dejar de esperar que caiga un meteorito, que se abra la tierra, que nos invadan los aliens, que se enfríe mi sopa. Soy un cúmulo de eventos decepcionantes, mientras intento correr. A nadie le interesa comprender y está bien, suficiente tienen con vivir sumergidos en su propio vaso de agua turbulenta, pero ojalá alguien escuchara, ojalá alguien estuviera. Te dicen que no te sientas solo mientras te palmean la espalda y se esfuman por detrás, te dicen nunca estarás solo como si pudieran de verdad constatar la afirmación, te dicen no mereces estar solo como si conocieran tu más profundo pensamiento, el peor, y a pesar de ello se atrevieran a pronunciar esa oración.