Ya no sueñas escarabajos

Ya no sueñas escarabajos, porque siempre tu subconsciente te llena la mente de moscas, te dejaste de bañar los domingos y de sostenerle la mirada a la gente que te llama la atención. Ya no esperas nada y aunque eso te revuelve en una cruda insatisfacción sabes que es lo mejor, le pusiste un alto a tus expectativas desatadas, a la imaginación que discurría libre por senderos que más tarde terminaban partiéndote el corazón. Ya eliminaste de tus propósitos el de dejar de fumar, también el de volverte una persona políticamente correcta y mesurada, tachaste de la lista de cosas por hacer seguir haciendo listas para recordarte pendientes y metas. Ya no tiemblas de impaciencia, ni te muerdes las uñas, estás en anestesia de la existencia y no te parece mal. Dejaste de llorar cuando se te resbala el bote de champú en el baño, también dejaste de llorar por imaginar que todos se mueren mientras vives, dejaste de llorar por los niños con hambre y por los viejitos sin pañales. Ya no cambias historias por compañía, porque ya no quieres, porque estás hasta la verga, te cansaste de ya no entenderte y la estabilidad es cuando no pasa nada, buscas nuevas fascinaciones pero el proceso de encuentro te parece tan largo y cansado, pero si de algo estás consciente es que todo pasa, no hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue.