miércoles, 6 de agosto de 2014
Círculos viciosos
Encontramos placer en nuestros círculos viciosos porque es la única manera que tenemos de reconocernos introspectivamente. Nos gusta tropezar, porque somos una generación programada para desencadenar en dos vertientes: los que encuentran la razón de la existencia en las diferentes doctrinas ideadas a lo largo de miles de años por la humanidad y las fallas del sistema, los pequeños suicidas.
Nos destruimos porque nos hace sentir únicos, inconscientemente es la manera romántica e idealista en que le decimos al mundo que no nos puede controlar, que no me va a matar la economía, el crimen organizado, la ébola, las guerras o unos pinches güachos, que por mis güebos me mato primero yo, todos los días, poco a poco.
Minimizamos el concepto de libertad a la acción de soñar despiertos, donde nadie nos puede tocar, donde no cualquiera puede entrar y apoderarse de lo que ahí hay. Y nos basta tan poco para sentir que efectivamente, las cadenas de allá afuera no nos pueden controlar, con base en esa primicia siempre surgirá la evidente duda: ¿es que esa no es otra manera de programación? y la contraparte: ¿quién puede definir la libertad?
¿Qué pasaría si alguien te curara de la insatisfacción con una varita mágica? ¿en qué pensarías? ¿qué ocuparía tu tiempo? ¿dónde meterías tanto maldito espacio? Dependemos de las zonas negras de nuestras almas porque somos perritos huérfanos corridos a puntapiés, sin dolor nos sentimos inútiles, sin laberintos donde perdernos estaríamos totalmente deshechos e incompletos.
Desdeñamos la banalidad pero al mismo tiempo estamos tan absortos en ella ideando nuevas situaciones que nos hagan sentir, lo que sea, pero que nos hagan sentir, porque entre tantos grises lo único que queremos ver es un amarillo, verde, rojo, morado o inclusive el color que más detestes, cualquier cosa es mejor que lo insulso.
Nos gustan nuestros círculos viciosos, porque además de gustarnos los amamos, nos crean una postura firme, nos proveen de problemas repetitivos lo que significa que no habrá que lidiar con nada nuevo, nada que nos pueda sacar de las casillas, de la órbita precisa en la que flotamos con un equilibrio suprahumano.
Nos gusta y no vamos a cambiarlo, porque no estamos viviendo, nos estamos matando, nos seguimos consumiendo, acortando el proceso. Nos gusta porque es nuestra zona de confort y está muy chingona y ya la amueblamos y le pusismos pantalla plana. Nos gusta porque ya no sabemos vivir de otra forma.
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2 comentarios:
Escribes increíblemente bonito, aunque no sea sobre sentimientos precisamente bonitos. O más bien, hechos de los cuales no es tan fácil darnos cuenta. Supongo que ya hay una persona más que te lee..
Te amo mucho y sin duda compraría cualquier obra escrita por ti.
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