martes, 28 de mayo de 2013
Es queja
Estoy pasada de moda, prefiero lo atemporal que lo momentáneo, convierto los instantes en tesoros perdurables y cargo con un alma y ciencia de vieja que me vuelve anacrónica, viviendo en un tiempo que no es el mío con costumbres heredadas y traumas acarreados. Tengo un peinado ochentero y me instalo perfecto en los desajustes de las personalidades, a veces uso zapatos de vestir con calcetas, procuro no salir de mi casa sin chuparme las orejas. Cada que me sale una mancha blanca en las uñas recuerdo que se trata de un pecado y paso horas discerniendo cuál pecado fue, dónde lo cometí y con quién y según el tamaño de la mancha los clasifico en gravedad, encajo tenedores en el patio para que llueva y sobo los extremos de los pepinos para que no se agríen al partirlos. Mezclo diferentes hierbas para hacer tés según el sentimiento que me embargue en tal momento, les rayo la madre a las lechuzas, me emociono con los carros adornados de boda, empiezo las oraciones con mayúscula, cierro las ventanas a las tres de la mañana y sigo cociendo flores para empatizar con el universo, si veo la luz baja de un coche pido un deseo y cierro la mano hasta ver un perro, amo con enfermedad las historias de las señoras que vivían solas y fueron devoradas por sus mascotas. Sigo guardando cosas absurdas y escondiendo cosas importantes para luego ya no encontrarlas, escribo cartas a mano que nunca entrego, ya no leo libros nuevos para poder comprarlos de segunda mano, nunca como sandía en las noches y procuro dormir con un vaso de agua a un lado por si se le da a algo malo meterse a mi cuerpo y querer asfixiarme, no paso abajo de las escaleras, no barro hacia la puerta de entrada de la casa, me emociono por la visita si se me resbala una cuchara, espero un regalo si me pongo la ropa al revés, se me forma una sonrisa si me caga un pájaro, me asusto cuando sueño que se me caen los dientes. Mi mente es una tienda de nostalgia, soy una perdedora del siglo XXI. No es mi culpa, aunque cada día me arrepiento de ser parte de este tiempo, tan insustancial, tan carente de contacto, donde uno ya nomás pica botones para hablar, la tecnología nos ha dado la facilidad de contestar de inmediato o elegir pensar nuestras palabras y me gustaban más los tiempos en los que uno sólo decía que tal se sentía o caminaba para buscar a quien quería ver o pedía permiso a los papás de la muchacha para cortejarla. Si apelará por algo, apelaría por la sencillez, la modernidad nos ha traído más pretensión, nos ha deshumanizado y por más que me encante el internet y me pase horas procrastinando, amaría vivir en algún rancho en el año de 1920 dándole de comer a los gallos con mis faldas largas sin desentonar, haciendo rituales mágicos y envejecer en una mecedora frente a un paisaje limpio sin calentamiento global.
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2 comentarios:
lo más lindo que he leído en lo que va del mes <33 te quiero jiselita enferma eres mágica
Me fascina la manera en como te expresas. Me encantas Gizeh, tienes la sabiduría más excitante que he visto.
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