miércoles, 22 de mayo de 2013
dazed and confused
Yo me conozco desde hace tiempo, desafortunadamente; nací conmigo, crecí conmigo, lloré y rebusqué en los rinconcitos de la vida historias que me hicieran sentir que encajo, que valgo, que vengo a algo, todo conmigo. Lamentablemente me conozco más de lo que quisiera y por supuesto, más de lo que acepto.
He cosechado mis tristezas, les he dado forma, las he cultivado y convertido en artesanías. Les corto las ramitas, les podo los lados, las abono y después me siento en la mecedora de mi conciencia a verlas crecer, darme frutos sin fruta y flores sin olor.
Años de práctica en el rubro de la depresión me avalan, son mi cartilla de presentación. No busco salir de donde surgí, no me interesa, no tiene sentido. Y quise sacarte, pero con mis pocas y débiles convicciones, con mi masoquismo, con las ganas de morirme un día sí y un día no ¿qué iba a poder yo cargar con tus pesares si los míos me martirizan y me vuelven su esclava? No debí meter las manos, porque se me quemaron y ahora las cosas se me escurren sin remedio. Sin solución.
Soy un cántaro roto y quise componerte a ti, me he caído muchas veces, de muchas manos, de muchos sueños, de tantos cuentos. Y me lamo las heridas, me reconstruyo pedazo por pedazo, le doy forma y fusión a mi dolor, caigo pero después, irremediablemente, me levanto. No soy fuerte, nomás me conduzco por el sendero natural de la vida, ese que dice que el tiempo cura cualquier pendejada. Y ahí voy, arrastrándome con la corriente, dejando que el mundo sea como debe ser, ya después veremos, ya después saldré a pelear, a gritar que me vale verga, que sus pinches convencionalismos me enferman. Pero después.
Pero a ti no te puedo curar y es un enorme golpe a mi ego, este ego idealista de que todo tiene solución, de que cualquier cosa la vence el amor, estoy bien pendeja ya me he estado dando cuenta, si, a penas.
Así son las cosas, no puedo adelantar, ni atrasar, ni ponerle stop. Quizá el día de mañana, cuando la vida me desilusione tanto mucho más que ahora pueda comprender, tal vez alcance a entender, me vuelva madura y sobria y sólo llore cuando sea necesario y no a la menor provocación, sea funcional sólo por ser funcional sin motivación, autómata, una robot, vista mis ropas de diario, mis ropas normales, que mi risa no contagie ni nadie me la pegue a mí, que el bostezo sea el 90% de aburrimiento y nunca de desvelo por las maravillas de una noche anterior, quizá en ese momento pueda yo encajar.
Pero ojalá que nunca me pase.
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