Dogbane Beetle

jueves, 11 de abril de 2013

Güacala de pollo.


Esta entrada, se lee con esta canción: https://soundcloud.com/cruzzpazz/laifisgud

Estoy esperando a que vengas, porque sé que no lo vas a hacer y así mi cobardía y las ganas de tirarme de un puente peatonal se calman, hacen migas con la poquita desesperación que me queda y se van de viaje, lejos de todo. Le rehuyen al dolor. No las culpo, las hago sufrir en cada tropiezo que doy, después me excuso con el infortunio de mi juventud, de mis veinte años, de mi estupidez. ¡Hasta pareciera que la vida me  remunera tanta pendejada! Y si por remuneración tomamos en cuenta las ganas de lanzarme diez pisos, pues sí, sí tengo ganancias.

Entonces, sin tacto, hago lo que debo de hacer, porque es correcto, porque así lo marcan las reglas, porque no hay dinero pa'l entierro. Pero la muerte a estas alturas sólo es alusión al descanso mental que necesito, no es real. Quiero un cerro adentro de mi corazón, dos nubes en mi mente, treinta hectáreas en mis ojos y perderme. Ser absorbida por todo lo que anhelo, convertirme al fin, en un sueño.

Ya jamás daría los buenos días, no me disculparía después de eructar, a nadie le diría "salud" al estornudar cuando por dentro deseo que se muera. No debería depilarme, no tendría que encajar, así podría de una vez dejar de disculparme por mi particularidad. Luego en un monte, vistiendo sólo calzones, me pondría la peda de mi vida, los coyotes se harían mis amigos, correríamos a la par de la carretera y el convencionalismo al que tanto me quisieron inducir sería un mal recuerdo del pasado, una mamada.

Me preocupa en demasía, tener veinte años y seguir sonando como quinceañera, pero no hay pedo, así me siento. Y a la verga lo demás. Estoy en la flor de mi juventud, que se me marchitó antes de tiempo. Que encontró en valer verga su zona de confort y lo aceptó. Ya no hay pedo con eso. Ya pasó.

El quid de la cuestión es este pendejo sentimentalismo con tintes de orgullo que me cala hasta en la cola y hace que me revuelva en la cama sin poder conciliar el sueño. Estoy bien pendeja lo admito. Sigo buscando en mí todo eso que dicen que me identifica como persona, me hace quien soy y al final me sacará de mis más profundos debacles mentales. Eso soy yo, sin cuentos.

Al final, no soy tan complicada como lo describo. En sí, todo es mucho más sencillo, dejándome de mamadas. No necesito a nadie que me arruine la vida, para eso ya estoy yo.



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