Dogbane Beetle

jueves, 11 de junio de 2015

No quiero ir a tu tocada de mierda


Hace calor, me estoy deshaciendo, la cerveza está caliente y el sonido apesta. Todo va mal, yo creo que ya me va a bajar. Veo a la gente moviéndose al compás, sin tregua, me pregunto qué piensan y entre más trato de imaginar, más me doy cuenta de que en realidad no me interesa. Estoy muy sobria como para ser empática. El pinche piso está mojado y me resbalo al caminar, le digo a a mis amigos que voy al baño y nadie me escucha, siguen bailando. Hay una fila de aquí a la esquina, las morras cotillean y se ríen sin parar, una entra y se tarda media hora, sale con el maquillaje renovado, apenas llegue al infierno su rímel empezará a chorrear, ilusa. Quince más delante de mí, la vejiga me va a explotar. Llega mi turno, la taza está hecha un asco, deduzco por los papeles en el baño lanzados sin una pizca de recato que alguna de las quince anteriores estaba menstruando. Intento mear parada y me chorreo las piernas, nunca ha sido mi fuerte, dios da, dios quita. Regreso a la cámara de gas, nadie mira a nadie, al menos no directamente, el grupo que toca es bueno, al menos en el bandcamp. Quiero irme a mi casa y abrir las piernas enfrente del ventilador, quiero andar high en cualquier lugar que no sea esta tocada de mierda. Sigo sudando y me pregunto qué verga estoy haciendo con mis 22 años. Todos me hablan de una era mejor, y me pregunto si al crecer recordaré estos momentos y pensaré "esos sí eran los buenos tiempos", porque entonces significaría que todo va a empeorar. Me dan ganas de llorar. No me pegó la tacha, el rush fue de cinco segundos, mañana voy a amanecer con la cabeza deshecha y el hocico pastoso. Puta tocada de mierda. Volteo al rededor y aún sin conocerlos todas son caras familiares, muchos intentan hacerse los cómodos, dueños del entorno, actúan cómo si no fuéramos todos extranjeros de la vida, como si no fuera el momento los zapatos apestosos que rentas en  un boliche y que ha sido usados por un millón de personas más, se sienten únicos, cotorreos supremos, creatividad exclusiva, como si sus outfits del día fueran a cambiar de algún modo el rumbo del universo, abro otra cerveza y ya parece pinche caldo, ¿así que esto es lo que Rubén Darío llamaba juventud divino tesoro? Un imbécil me empuja al pasar, lo reto a muerte con la mirada y prende un cigarro desafiando mi genio. Se pone delante de mí y me pisa al moverse. Lo quiero matar. Imagino una utopía en la que reviento mi caguama en su cabeza, la sangre corre por el lugar y le abro el estomago con un vidrio, usamos sus tripas como cuerdas de guitarra y los huesos de sus rodillas como palos de batería. Me enajeno imaginando hasta que alguien prende los focos y le dice al rebaño que a la verga para fuera todos. Al fin. Pinche tocada culera.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué se siente que alguien se masturbe con lo que escribes?
Eres cómo el nuevo video de lesbianas que repito cada noche durante toda la semana al abrir YouPorn.

Anónimo dijo...

¿Creen en los aliens? Yo sí. Y siento que eres uno de ellos, y qué chingón.
Tal vez por eso me gustas mucho, por alien.

Anónimo dijo...

Te manejo las sesiones desde $400 pesitos.

Anónimo dijo...

Mi primera vez que te leo y ya me tienes.
-SR