Tapando mis cochinadas con glitter

"Nunca, nunca fui bueno, para despedirme, de lo que más quiero 

y a lo mejor no sé vivir y tenga que dejarte ir 

y a lo mejor no sé volar y deba dejar de soñar. 

Y ahora que incendiaste todo y le encontraste el gusto al odio, 

y te ganaste el espacio para ser mejor, 

y no me importa estar sola, porque ya estuve sola mucho antes".

Tobogán Andaluz, Lo que más quiero

Ya no podré ponerme los tenis para correr a encontrarte, ahora que estaremos lejos, ya no será tan fácil tomar un camión hasta tu casa para consolarte, y la distancia se interpone entre almas que se concibieron gemelas en un punto exacto de la dimensión, el siglo y el tiempo.
Ahora no me puedo dejar de preguntar si no seremos una época que ya se terminó, una anécdota vieja que evoca buenos recuerdos pero que ya no cala en los huesos.
Soy consciente de la persona que soy ¿pero tú lo eres? ¿realmente te escuchas al hablar?, hasta el momento nunca he dicho algo que no quiera decir, bueno o malo todo sale con convicción, con el ciego y torpe coraje con el que lanzamos bombas nucleares.
Espero, que sepas que ya no podré ir detrás de ti después de un inbox, esperándote afuera de tu trabajo o de tu casa o del parque más cercano o en la Macroplaza.
Ojalá lo sepas y te encuentres tranquilo, porque de pensarlo a mí me dan ataques de ansiedad, no tenerte al alcance de la mano, doblar las esquinas de una ciudad en donde no estás, no verte aparecer por mi cuadra, porque mi cuadra ya no lo es más.
Sabes que nadie sabe cómo entender nuestras historias, sabes que nadie sabe cómo volvernos parte del entorno, porque el entorno para nosotros es sólo una opción y no el contexto obligatorio de nuestra existencia.
No voy a enmarcar el pasado, ni le voy a hacer un puto altar a lo que ya no existe, hay una corriente que estoy deseando que me arrastre y me está llevando.