"Si nadie me consideraba hermoso menos lo harán ahora. Y me pregunto cuánto tiempo pasaré antes de desnudarme frente a otra persona".

-Mi pierna derecha, Carmen Sandiego

Ya no quiero ver a nadie que no me quiera ver, ya no quiero ser pusilánime y lastimosa como un perrito dulce al que le acaban de meter un puntapié. No quiero esconder la cara en el cabello y después en las manos y avergonzarme de estar llorando. 

Es que no puedo seguir diciendo lo que realmente pienso en voz bajita y con cuidado, elegir las palabras correctas que no hieran susceptibilidades, convertir mi opinión original en una versión trasquilada y maquillada y más digerible, más de señorita, menos de este despojo de persona que soy. 

No pretendo seguir dando el 150 por ciento cuando me están devolviendo un 15 o un 20, en el mundo de los negocios me estarían haciendo pendeja, si inviertes y no ganas el bussines fracasa. Pues eso también pasa con las personas.  

Es tonto que siga metiendo mis manos en ácido cuando los demás lo hacen en agua de manantial. Ya no quiero entrar a una simple cirugía ambulatoria para después salir sin piernas, sin brazos ni corazón.

Perdón, pero no.