Dogbane Beetle

jueves, 3 de noviembre de 2016

Eres el iceberg contra el que se estrella mi Titanic


Cuando te quiero no me quieres y cuando me quieres no te quiero. Si no te contesto te desesperas y cuando no me contestas pienso que con otra estás, pero nunca al mismo tiempo. Nos vamos persiguiendo la indiferencia para encontrar el momento indicado de ignorarnos. Como si estuviera prohibido sincronizar nuestro amor. Es un juego enfermizo y adictivo: cuando voy a tocar a tu puerta y no me abres o cuando me dices “te extraño” por facebook y te dejo en visto. No coincidimos. Estamos hechos a la medida aparentemente, pero ningún borde encaja con el otro.  Luego perdemos el tiempo, bebiendo con otros, festejando con otros, intentando caerle bien a otros, porque la verdad es que no nos soportamos, pero es más insoportable dejarnos. Acaricias mi cabello y me dices que no debo preocuparme, que tus sentimientos son los mismos que cuando me dedicaste wonderwall de Oasis, pero puedo ver la mentira en tu boca y la culpabilidad en tus ojos al mentirme sin recato a la cara. Entonces me convenzo de que tampoco te quiero, de que son mis hormonas. Y se me derrumba la vida como se derrumba un iceberg: lento pero hermoso. Y me vuelvo a convencer de que no te quiero nada, de que te quiere mi inseguridad y mis ganas de atención, pero no el corazón. Y nos vamos persiguiendo en silencio, nos vamos buscando los pasos para mandarnos a la verga. Es un juego enfermizo, es un estira y afloja. Tenemos el peor timing en amarnos. Tenemos un premio en ignorarnos. Pero como dice Protistas, me voy, ya basta 123 para avanzar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

This: https://youtu.be/yTwzhCKMA7k