Dogbane Beetle

lunes, 13 de abril de 2015

Mariposa coprófaga



Hay mariposas que se alimentan de néctares, líquidos, materia vegetal y demás alimentos que perpetúan el ideal de libertad representado por estos insectos voladores. Sin embargo, a la mariposa de esta historia en particular, le mamaba tragar mierda, no había, en su universo, placer más suculento que encontrar en un parque, calle o reserva natural un pedazo especialmente suculento y oloroso de excremento. Todas las cacas eran iguales, todas tenían más o menos la misma composición, olor y sabor, dependiendo obviamente la especie que la cagó. Pero en ocasiones -y la mariposa lo sabía- habían heces especiales, diferentes a todas las demás, encontrarlas era como un oasis en el desierto, como tierra en ultramar, ley de atracción, sentido animal, ondas electromagnéticas le recorrían las tres patas hasta el momento en que por fin ella y la caca se sentían, como viejas amigas, como la casualidad esperando suceder.

La mariposa cuidaba su caca por cierto tiempo, presumía la novedad que le causaba encontrar entre todas las demás cacas, esa caca en especial, caca, caca, caca, mariposa, mariposa, mariposa. Sin embargo, a partir del tercer día como promedio, el deshecho comenzaba a secarse, el sol abrazador de Monterrey hacía de las suyas y lo volvía blanco hasta endurecerse, por consecuencia, a los ojos compuestos de la mariposa coprófaga, llenos de facetas que no ven imágenes individuales sino convierten el paisaje en un mosaico, esa caca había perdido lo fascinante.  

Un día la mariposa pensó en viajar hacia la zona citrícola del estado, se había cansado del ajetreo citadino y cada dos por tres la intentaban aplastar. Esa misma tarde emprendió el vuelo y llegó a Montemorelos. Voló sin dirección y vio algo que la impresionó, pensó que era un perro enorme o un caballo extraño, anduvo dando vueltas desde lejos observando la parcela con sus ojitos llenos de fragmentaciones. Eran vacas, y lo que la emocionó hasta hacerla desfallecer de éxtasis fue el tamaño de los excrementos de estos animales, los cuáles no tenían nada que ver con los de los caballos, que le parecían bastante secos y sin chiste.

Absorta, la mariposa coprófaga sobrevoló de cerca un cúmulo de excremento especialmente tentador, cegada por la emoción del momento e incapaz de utilizar sus capacidades naturales como detectar movimientos rápidos, otra tanda de caca proveniente de una vaca cayó sobre la mariposa dejándola inmovilizada por completo. Acostumbrada a admirar desde fuera, se sintió presa entre sus anhelos. Después de una hora sus alas eran tan blandas que se empezaron a deshacer, su vista estaba interferidas por manchas del desecho y pasaron tres días en promedio, hasta que la popo se endureció dejando a la mariposa atrapada entre sus garras, asfixiándola con todo lo que amó y renegó al último momento, recordó lo que le dijeron, que hasta el caos tenía patrones pero no entendió nada siendo esclavizada por sus deseos. 


1 comentario:

Corpus dijo...

Conmovedor. me identifique con metaforicamente con la historia.