Dogbane Beetle

domingo, 13 de abril de 2014

Soy un pastel que se comen las ratas


"I’ve stopped being sorry for all my soft. I won’t apologize because I miss you, or because I said it, or because I text you first, or again. I think everyone spends too much time trying to close themselves off. I don’t want to be cool or indifferent, I want to be honest."
-Azra.T “Don’t Wait Three Days to Text First.”  

Es muy difícil crecer odiándote, tener 7 años y darte cuenta de la repulsión de tu imagen frente al espejo, dejas tus muñecas y tus infantilismos porque no te sientes una infante, porque los problemas de los niños te tienen sin cuidado cuando el 90 por ciento de tu tiempo te la pasas subestimando tus pocas y recién descubiertas capacidades. 

Es muy difícil cumplir 16 y seguir odiándote, a pesar de lo mucho que te repitieron que era la edad, que se te iba a pasar, que los adolescentes adolecen y la enfermedad sólo se iba a curar creciendo, pero nadie entendió la vez que miraste el cielo y el descubrimiento de tu propia mortalidad te deprimió tanto durante tres meses seguidos que hasta cagar se volvía una tarea sin sentido.

Es más difícil aún ser un adulto joven, darte cuenta a los 18 mientras haces la fila del IFE que ya te intentaste matar dos veces y que hasta en el ámbito de ser un perdedor, pierdes más que los demás, porque el objetivo principal no lo logras y despiertas otra vez desayunando huevos rancheros con una familia que no te deja de ver con lástima y compasión, con una preocupación tan sincera en la cara que no puedes creer que lo que realmente pasa por sus cabezas sea "¿Por qué a nosotros? ¿Qué hicimos mal?".

Y qué difícil es explicarles que no hicieron nada mal, porque lo más probable es que hayas nacido mal, que tus perpetuas ganas de llorar y tirarte al olvido no están marcadas por un suceso en específico, sino que son como un lunar, como una marca de nacimiento en la nalga izquierda. Que lo pequeño de tus fracasos te afecta más que a los demás porque no naciste con la capacidad de lidiar el estrés, el dolor o la ansiedad.

Qué difícil es parecer funcional cuando lo único que querías por la mañana era despertar hasta el mediodía y tomarte una botella de cloralex, ponerle cianuro a la sopa o colgarte del tubo de la regadera a pesar de que supones lo frágil que está por la humedad y lo máximo que te podría ocasionar es un brazo roto, sin embargo sería un brazo roto como excusa perfecta para no salir de casa y llorar 5 minutos más.

Es bien difícil tener 21 casi 22, escuchar lo que los demás tienen que decir sobre ti, lo bueno y lo malo y lo recurrente, como que tienes la vida por delante, que eres casi una niña, que no eres excepcional pero tampoco estás tan tiradísima al perro. Sin embargo sales a la calle y las líneas del pavimento se desdibujan, los cerros se derriten, el sol te chinga cada centímetro cuadrado de piel expuesta y no hay nada, absolutamente nada que te inste a continuar. Porque lo intentaste todo, desde dios hasta la meditación y el feng-shui.

Pero definitivamente lo más difícil de todo es estar bien y estable al día siguiente, encontrar cosas que te hagan pensar "un día más", ilusiones que te llenen la mente para que nada externo la pueda atacar y que pasen los días y se vuelvan semanas para luego regresar al párrafo inicial, al abatimiento continuo, que no es causado por un amor, por un insulto o por un error, sino que naciste así y ya te chingaste.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se nota un chingo que eso lo escribió la grossblack, a la verga con ella. Para mi tú eres la mujer mas excelsa del mundo <3 <3 y nadie es perfecto