Dogbane Beetle

domingo, 16 de febrero de 2014

El mejor cumpleaños ever


Me ayudaste a subir al techo, a lo lejos no había más que otros techos y cerros, me tomaste la mano y te sudaban aunque hacía frío, a lo mejor por los nervios, a lo mejor por las tachas. Te pregunté que cómo te sentías, "no podría estar mejor" contestaste, yo me reí con disimulo porque no te creí. Dijiste "de veras" y decidí tomarlo por cierto, más que nada porque no me gusta discutir y menos porque me hubieras convencido de alguna forma.

Me hablabas de Tesla y teorías conspirativas, así de pronto cambiabas de tema y me explicabas tus sentimientos, la vida, de cómo crees fervientemente, aunque no te guste, que estamos solos y venimos solos y nos morimos solos. Te dediqué una sonrisa condescendiente porque nunca había estado mejor acompañada. El cielo se encapotaba y se abría a ratos, ya no me sentía bien, pensaba demasiado.

Hubiera querido secuestrarte en ese mismo instante, decirle a tu mamá y a tus otros amigos que habías muerto, que mi más sentido pésame pero debían superarlo: accidente de coche, todo fue muy lamentable, un borracho chocó contra el taxi en el que viajabas de regreso a tu casa después de una noche de fiesta. Haría la actuación perfecta, me inventaría algo que meter al ataúd y lloraría a lagrima suelta sobre el lugar que depositaría tu ficticio cuerpo inerte.

Lanzaría rosas y besos al agujero de tierra, consolaría a tu mamá con unas palmadas en la espalda, le daría un apretón de manos a tu padre. Hablaría con tus amigos de tus momentos memorables y te recordaríamos con mucho cariño. Luego, sin el menor ápice de compasión los dejaría a todos atrás y te invitaría a formar parte de mi secta de humanos, podríamos ser líderes e irnos a cualquier lugar, empezar de cero desde el punto que quisiéramos. Podríamos ser héroes, diría Bowie.

Me dijiste no va a pasar como si pudieras adivinarme el pensamiento, como si se me hubiera puesto cara de loca mientras maquinaba mi plan, te sonreí, me sonreíste, me incorporé. Tú no me tomabas enserio, tú creías claramente que yo sólo estaba alardeando, que mi mente me jugaba ficciones o simplemente no te gustaba contradecirme porque eres demasiado educado para hacerlo, o por lastima, no lo sé. Era ahora o nunca, debías tener una prueba de que no mentía y yo debía constatar que me creías y que con ojos cerrados me acompañarías a crear la utopía.

Te pregunté que si querías ver el mundo arder.
-Sí-contestaste.

Te miré y después con un gesto de la mano acaricié todo el paisaje que abarcaba nuestra mirada. Y ahí por donde pasó la mano, ahí donde se prendió fuego. Monterrey se sumergió bajo llamas que lamían y consumían ferozmente casas, cerros y todo a su paso. Pero a penas me prestabas atención, mirabas el espectáculo fascinado y parecías contar con tus labios sin pronunciarlo en voz alta, el número de personas que ya estarían muertas y no te importó. En tus pupilas se reflejaba el fuego y bailaba y todo eso era para ti.

Después me miraste y me dijiste que era tu mejor cumpleaños ever.

1 comentario:

papri dijo...

TE AMO TE AMO TE AMO. NO PUEDO DECIR OTRA COSA DESPUÉS DE TERMINAR DE LEERLO.