Dogbane Beetle

miércoles, 12 de junio de 2013

Fantasmas



La casa estaba embrujada, tenía telarañas y fantasmas en cada rincón, cada vértice, entre los nopales y la hierbabuena, se escondían ahí por las bugambilas y salían en las noches, cuando la casa estaba totalmente quieta de barullo humano, cuando las luces se apagaban y la luna era la única que iluminaba a través de las ventanas. Creaban banquetes magnánimos de comida enmohecida, tocaban instrumentos desafinados, golpeaban sus rodillas con la palma de la mano al bailar. Contenían en barriles de madera vinos de cientos de años atrás, volteaban las cruces de cabeza y masticaban tabaco. Poseían a su antojo los cuerpos de los humanos que habitaban en la casa, humanos que sin inmutarse de su sueño eran sodomizados. Los fantasmas prendían leña húmeda y jugaban debajo de la lluvia, no abrían puertas: atravesaban paredes. Se peleaban con los duendes que intentaban robarles las monedas de oro que guardaban bajo tierra, hacían levitar al perro que ladraba enloquecido, le enseñaban palabrotas al loro y ahí, cuando el sol comenzaba a asomarse entre los cerros se esfumaban entre volutas de humo verde, esperando, esperando la noche otra vez.

Ya les digo yo que esa casa estaba embrujadísima.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola gizhe apesar de que tu tienes 20 años me identifico taNTO contigo eres la onda morra TU FIEL SEGUIDORA VRA

Anónimo dijo...

Hola jise te quiero coger